La
ansiedad me está matando, lo único que quiero es verla una vez más y nunca más
dejarla ir, pero no sé qué hacer para tenerla frente a mí. Como me gustaría que ese teléfono sonara y
del parlante se escuchara su maravillosa voz de ángel y que me digiera –hola
soy Isidora leí por ahí que me estás buscando, podríamos juntarnos-.
Pero a
quien estoy engañando eso solo pasa en las novelas de amor y nunca en la vida
real. Cuando de la nada el teléfono
comenzó a sonar, ansioso me acerque y con una voz temblorosa dije –hola con
quien hablo- al otro lado del parlante una voz de unos niños riendo y diciendo
–jajajaja jamás la encontraras si esperas sentado en tu sofá- y cortaron. Al comienzo me dio rabia, sin embargo, las
palabras de esos niños tenían bastante sentido, nunca la iba a encontrar si me
quedaba en mi casa, ya era hora de salir a buscarla y ponerle fin a mis
dudas. Grabe un mensaje nuevo en la
contestadora -hola soy tomas, si sabes
algo de Isidora deja tu mensaje y si eres ella por favor deja tu número que te
llamare a penas lo escuche- después de eso emprendí rumbo al mismo lugar donde
su pelota me golpeo para ver si alguien sabía algo de ella o mejor aún si ella aún
estaba allá. Cuando llegue, me di cuenta
que cerca habían unas cabañas y sin pensarlo me acerque, quizás allá estaba
ella esperándome, bueno no exactamente esperándome pero quizás se albergaba en
ese lugar, me acerque a la recepción y pregunte -¿aquí se alberga una señorita
llamada Isidora?- la señorita me miro con cara de extrañeza y dijo con una voz
llena de incertidumbre-¿Isidora cuánto?- mi rostro se debió haber desfigurado
de tal manera que ella solo sonrió y dijo –no importa creo que con el puro
nombre puedo hacer algo- debo admitir que me sentí aliviado. Y así por saber
dijo la recepcionista ¿porque la está buscando? Esboce una sonrisa y dije –ella
es el amor de mi vida y necesito encontrarla- me miro con una cara de extrañeza
y me dijo -usted tiene suerte hay solo una Isidora en la lista y se va mañana,
no debería decirle pero está en la cabaña numero 12 al fondo, y si alguien le
dice algo usted dice que es de mantenimiento acá nadie los conoce- me guiño el
ojo y partí rápidamente a la cabaña número 12 con toda mi ilusión puesta en que
ella estuviera ahí y terminar de una buena vez con esta búsqueda. Cuando llegue
a la puerta mi estómago se apretó de tal manera que nada podía ni bajar y mucho
menos subir, un sudor frio paso por mi cuerpo mientras mi mano empuñada se
acercaba a la puerta golpee tres veces, sin embargo, nadie salió a abrir, cuando
ya comenzaba a retirarme lleno de tristeza, unos pasos se escucharon y una voz
gritando -¡no se vaya, no se vaya, ya voy!- mi corazón se detuvo por medio
instante no podía creer quizás si era ella, estaba tan ansioso lo único que
quería saber era si la persona que abriría esa puerta era ella, cada segundo
que pasaba era más largo que el anterior, es como si el mundo se conspirara en
mi contra y le gusta verme sufrir. Esta agonía de no saber si es ella o no la
mujer de mis sueños, entre tanto pensamiento la puerta se fue abriendo y una
silueta fue apareciendo, cuando la puerta ya estaba abierta ella se asomó para
ver quién era y la desilusión se adueñó de mi si bien ella se llamaba Isidora
no era mi Isidora.
El camino
a mi casa fue rápido, solo podía pensar en la señorita que abrió la puerta, y
que por medio instante tenía la ilusión de que ella fuera el amor de mi
vida. Jamás pensé que sería fácil encontrarla
pero debo admitir que cuando la señorita de la recepción me dijo que en la
cabaña número 12 se estaba hospedando una señorita llamada Isidora me llene de ilusión
y esperanza, pero que se le va a hacer
ya no era y no me puedo rendir en el primer tropiezo, quizás en la contestadora
hay algún mensaje que me de algún detalle de ella o quizás mejor aún ella llamo
y me dejo su número.